domingo, 22 de marzo de 2009


Aquí tendras todo lo que quieras.
Ya no me llamas por teléfono es la señal que todo acabó. Antes lo hacías y siempre era yo quien te pedía que no. Desde ese día en que te abandoné juraste que volverías por mí. Yo no quería y no volviste más, y hoy te vengo a decir. Si estás, contéstame, vamos, atiéndeme. Yo sé que he sido una tonta y que de ti me enamoré, y yo no lo supe ver. Vuelve, que el tiempo pasa y yo te echo de menos, en este punto te seré sincera y dejaré que hable mi corazón que está latiendo, desesperado por ir a buscarte. Pero es inútil porque se ha hecho tarde y me arrepiento de lo que pasó. Cuando empezamos eras para mí tan solo un pasatiempo no más, así que nunca te consideré, ni te pasé a dejar. Y ahora todo cambió, quien te llama soy yo, es que mi cálculo falló. Inversamente no, no te olvide hasta hoy. Vuelve, que el tiempo pasa y yo te echo de menos. En este punto te seré sincera, y dejare que hable mi corazón que está latiendo, desesperado por ir a buscarte. Pero es inútil porque se ha hecho tarde, y me arrepiento de lo que pasó.

Era tu voz, un tibio rumor. Si las cosas no marchaban, bastaba oír tus palabras. Me tiene mal, eso de extrañar el dulce cuento de hadas y siempre lloro por nada. Fue en el penúltimo café, mientras hablábamos de amor o en aquel beso en el andén, que dejé mi corazón. Fue en un vuelo de pájaros o en la fosforescente luz de tus ojos arándanos que dejé mi corazón. Mi corazón perdido, te extraño, te extraño te llevastes con tu adiós. Mi corazón perdido, recuerdo bien cada atardecer, nos daba por ver estrellas. La vida era perfecta, me tiene mal eso de extrañar tus labios color ciruela. Duele aunque no lo quisiera.
Me queda un poco de corazón, una pecera con un pez azul neón, tres unicornios y una canción. Algunas fotos, y una carta con su adiós. Me queda el resto de algunos sueños, me queda un beso. Hoy tengo ganas de llorar porque lo quiero hasta rabiar. Hoy tengo ganas de llorar, me duele no abrazarlo más, no entiendo nada ni por qué. No sé vivir sin él que amor tan cruel. Me queda un poco de lo que soy, algunos versos, y su voz en mi interior. Una guitarra y un parasol, un amuleto, y una carta con su adiós. Me queda el resto de algunos sueños, me queda un beso.

El beso que me robastes por primera vez. Ahora queda por dentro, melancolía y un sentimiento triste.