miércoles, 26 de noviembre de 2008

Algo quieres esconder, que no se qué es y ya me hace daño. Por favor no pongas entre tú y yo, dudas que por hoy, puedan separarnos. Contestame, aunque duela dime por qué, no te brillan igual que ayer, las pupilas cuando me miras. Mientes, te conozco bien, está claro que algo está cambiando. Habla, no huyas de mi, a quemarropa ya vi, que es lo que te tiene así visiblemente agitado. En el altar de mi credo particular, nada, nadie me importa más que la música de tus labios. Eres azúcar amargo, delirio y pecado, un cofre de sorpresas llegas, me besas y eres azúcar amargo, un ángel, un diablo, maldito embustero, sólo siento, que te estoy perdiendo. Odio, tener que ser yo, quien te obligue a dar ese primer paso. Si es que hay alguien aparte de mí, ahora mismo y aquí cortamos en sano. Me desharé, por dentro me desharé, de dolor pero no daré por pararte ni un solo paso. Eres azúcar amargo, delirio y pecado, un cofre de sorpresas llegas, me besas y eres azúcar amargo, un ángel, un diablo, el hombre que quiero pero siento que ya no te tengo. En el altar de mi credo particular, siempre has sido el mejor, el más, el espejo en el que miro. Eres azúcar amargo, un ángel, un diablo, maldito embustero, cómo duele saber que te pierdo.