miércoles, 24 de septiembre de 2008

Soy una princesa que vive en lo más alto de un castillo, en la sima de una montaña tan alta, que esta cubierta de nubes. El malvado dragón me tiene encerrada en esa torre, nadie puede enfrentarse a el. Muchos jóvenes valientes intentaron convertirse en héroes para enfrentarse a el, como toda princesa espero que mi héroe pueda vencer al malvado dragón y me rescate. Mi única esperanza es que ese héroe que espero, exista y que un día venga a salvarme. Un superhéroe tiene que enfrentarse al mal ser fuerte, valiente, tiene que tener el coraje para rescatar a su princesa. Los cuentos de hadas, las historias de los superhéroes, son como un refugio donde la vida es más fácil. En la vida real nadie es tan fuerte, ni tan poderoso, ni tan invencible. Detrás de la mascara, los superhéroes son frágiles como cualquier ser humano. Cuando se cae la mascara el superhéroe puede llegar a ser imperfecto, es que los superhéroes no existen. Ya no espero ningún superhéroe que me venga a rescatar porque ahora se que alguien real me va a sacar de esta prisión, alguien sin poderes especiales, que me lleve a pasear de la mano, alguien real, que me cuide y se deje cuidar, alguien que me abrase cuando todos los superhéroes fallen.

La tempestad y la calma casi son la misma cosa.

Imperfecto para muchas, perfecto para mi .